Para variar, he leído mucho gracias a mi padre y también soy un aficionado a la Ciencia y la Tecnología. También mantengo un blog referente a estas cosas y a filosofía científica y empresarial que se llama TheBlogolist.
Luego, la cuestión es que también pasé mis cinco años de Colegio Mayor (el Diego Antonio de Covarrubias, en Madrid) en un pasillo de ingenieros telecos y aeronáuticos. Y, claro, pese a que yo estudiaba periodismo... las cosas tiran. En su momento, cuando trabajé en los periódicos de León, llegó el día en que pasaba de la "remolacha al chip" así como quien no quiere la cosa. Yo empecé en información de provincia y campo (Agricultura y Ganadería), pero como siempre me gustó la tecnología de todo tipo terminé escribiendo de Infraestructuras de carreteras y ferrocarriles y, para colmo, editando el primer suplemento de Tecnología que hubo en periódicos de León (La Cr@nica de las Nuevas Tecnologías, que pasó a llamarse El Busc@dor al mes cuando ésta pasó a ser parte de El Mundo; por cierto, que no estoy nada orgulloso de esas arrobas, pero era la moda en 1997). Cuando pasé a escribir en el Diario de León, me quedé con una página de tecnología todos los viernes en el suplemento económico. Ahora resulta que estoy en redes sociales, sé bastante de estos cacharros con los que edito (el primer ordenador, un ZX81, lo ví con 11 años y el primero funcionando, un Spectrum, con 14; y el primero que programé, un Amstrad CPC664, con 15; y terminé escribiendo de informática, qué cosas).
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